17 de diciembre de 2007

Fin de semana único

Como habreis leido en el post anterior acabo de cobrar el paro por primera vez, además la noche de fin de año, es la peor de todas, para empezarla brindas con toda tu familia con la boca llena de uvas deseandoles "felif ano huevo" y bebiendo con comida en la boca, que según decía mi mamá es de mala educación. Asi que la semana pasada pregunté "Quedan entradas para el concierto de 50 Cent?" y quedaban, asi que sólo quedaba la parte facil del plan; convencer a mi primo.

Total que salimos el Domingo para "Madriz". La primera parada en un pueblo controlado por los hermanos Daltón, hasta una pastelería cerrada a las 11.30 de un Domingo, si de la mañana. Llegamos al Palacio de los Deportes a las 17.30 (¡¡¿¿¡¡La apertura de puertas eran las 18.00??!!??) y tras 1 hora de espera, la cola se empezó a mover. En la cola todas las edades (hasta los 40 yy) y todos los colores, sobre todos los que llevaban los negros (muy "bien" vestidos, pero vaya pasada de guita que llevaban en ropa). A las 18.30 entramos y los primeros teloneros (La Excepción) empezaban a las 19.00 pero cuando llegamos a la pista ya habían empezado. El chaval que canta tiene asi la pata y el brazo, no es vacile, aunque quizas sea lo único serio y encendimos motores



Después de que los echaran porque no "tenían más tiempo", esperamos. 15 min. despues aparecen AM2PM, un Hip-Hop muy bailable que sirvió para que terminase de entrar la gente que seguía fuera y caldear el ambiente y empezar a animar a 50 Cent y sus 'bros' G-Unit. El guitarrista negro, calvo y con 4 mechones de colores disiparon la poca vergüenza que nos quedaba tras haber hecho algo que nunca será revelado antes de entrar.




Al marchar le llegó el turno a 50 Cent. El concierto una pasada, actuando con colegas de la banda G-Unit con canciones nuevas y viejas, comerciales y conocidas en su casa, derrochando energía y haciendo participe a todos nosotros en cada canción, vacilando por la cantidad de sujetadores, bragas y gafas de sol que le tirarón y a los 4 autistas que se encaramaron solos a lo alto de la grada (¿disfrutando del humo de los demás ellos solos?)



Podeis imaginar que hay un millón de anecdotas, pero toca contarlas como pasaron, en vivo. (Vamos que así tengo más batallitas para contar en persona, que es como se disfrutan tanto para contar como para escuchar).

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